Información adicional
Dimensiones | 95 × 95 cm |
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Dimensiones | 95 × 95 cm |
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El culto a la curva desarrollado por Jacinto Moros en su obra goza, como buena producción de sólidos fundamentos, de una textura prismática. A partir de ésta, se expanden las interpretaciones y las ricas metáforas. Un caleidoscopio que arroja lecturas formales como la medida abstracción de sus gofrados o el juego de niveles que caracteriza a sus esculturas de madera. A partir de estos dos núcleos creativos, nace una poética en torno al movimiento.
En primer lugar, las formas fluyen y el dinamismo recoge las principales virtudes de nuestra tradición escultórica. Ya sea en un terreno como el plano, presente en su obra gráfica, o en el desafío espacial de las piezas tridimensionales. Estamos ante un trabajo meticuloso y experimentado en el que advertimos la paradoja del movimiento sostenido. Por lo tanto, estamos ante ese instante eterno que olvida su origen y sus posibles ramificaciones. Aun siendo conceptos omnipresentes, no resultan condicionantes.
Las obras de Jacinto existen, viven en el momento, dialogan amablemente con quien las contempla. Incluso, comparten sin vanidad la atemporalidad que las nutre. De ahí que dichas curvas, protagonistas formales de su producción, se sientan igual de cómodas entre cálculos euclidianos como entre las más valientes teorías relativistas.