Dirk Salz (1962, Bochum, Germany) se interesa por las formas sencillas y la transparencia del color, jugando con las impresiones de la profundidad, que no se imponen a través de los planos o las composiciones complejas, sino a través de su reducción. #2527 (2021) es un buen ejemplo de ello.
Sus imágenes se colocan sobre superficies lisas que le sirven como espejos metafóricos para el espectador, espejos que reflejan la propia imagen del espectador dentro del espacio, y las posibilidades de nuestra relación con él.
Sus obras, como #2527, abren una experiencia de cambio entre sus diversas profundidades y planos, pero al mismo tiempo mantienen nuestro propio lugar junto a ellas, no dentro de ellas.
Debido a que el concepto del reflejo es inherente a la investigación artística de Dirk sobre el espacio. Además de explorar el espacio, las obras de Salz nos imponen una cuestión de temporalidad y el papel del tiempo en nuestra percepción del espacio.
El tiempo es una categoría que viene antes que el espacio, que es necesariamente más interno y permite que el espacio exterior sea revelado.
Las obras pintadas de Dirk Salz contienen estructuras formadas geométricamente que reposan escondidas debajo sus superficies. Estas son extremadamente brillantes, selladas con barniz por el exterior trasladando tanto el ambiente como el espectador a sus interiores. Estas pinturas – si podemos simplemente referirnos a las piezas de Dirk Salz como “pinturas”- tienen una gran profundidad. Esto es el resultado del específico material que Salz ha estado utilizando durante años.
Su método de pintura no tiene mucho en común con la noción tradicional de aplicar pintura con una brocha sobre un lienzo, papel o madera. El artista distribuye un cierto número de capas de resina epoxy (más o menos gruesas) enriquecidas con pigmentos de pintura sobre planchas de multiplex. La resina epoxy es un material transparente y crea el efecto que la mirada del espectador penetra en la obra atravesando la profundidad espacial real.
Lo que el artista quiere es alentar, incluso forzar al espectador a mirar más cerca, un efecto que consigue gracias a su técnica. Entonces descubrimos la composición como también los colores de la pieza. A primera vista es difícil decir que líneas, formas y niveles de profundidad forman parte de la obra y cuales son meros reflejos. Para poder distinguirlo hace falta moverse, viendo la pieza des de diferentes ángulos y distancias.