Si algo caracteriza las obras de Carsten Beck (Dinamarca, 1986) es su capacidad de hacer de lo sencillo algo interesante. A partir de una estética minimalista fiel a los principios del arte concreto, Beck construye su obra mediante geometrías meticulosamente perfiladas y desvinculadas de cualquier asociación simbólica. En la muestra RAW, la primera exposición del artista en España, asistimos a la presentación de un arte ordenado, sobrio y desprovisto de ornamento, que parece abordar formas y figuras en crudo.

La obra de Carsten Beck se hace eco del legado de artistas concretos como Max Bill y Carmen Herrera, siendo ella una de sus mayores influencias. No solamente comparte con Herrera la sencillez y la voluntad de reducir la obra a su forma más depurada y esencial, sino también la huella que la arquitectura y el espacio dejan en sus piezas. Si bien Beck no es de formación arquitecto, toma la arquitectura, sus ángulos y perspectivas como fuente de inspiración para elaborar los bocetos que posteriormente articulan sus lienzos. Un interés que se extiende en su práctica polifacética y desarrolla más allá del pincel con su estudio de diseño.

Sus cuadros son una oda a la forma por la forma, una defensa de la validez artística de la pieza más allá de cualquier interpretación o estímulo externo. Por ello mismo, en todas sus obras su vocabulario pictórico es perfectamente reconocible, un lenguaje constituido por geometrías simétricas y asimétricas que fluctúan entre el blanco y el negro, manteniendo siempre y con gran destreza un austero equilibrio.

Alba Alarcos Veiga