Breathing Space
22.04.2021 - 12.06.2021
Michael Craik
Coincidir, como coinciden los últimos rayos de luz del ocaso y el primer haz de luna nocturno, en un instante en que no es día ni es noche, en que los límites se desdibujan y solo resta un mundo de posibilidades. Coinciden así las gamas, tonos y matices de Eric Cruikshank y Michael Craik. Hacen del color un universo en sí mismo e invitando al espectador a formar parte de él.
Ambos artistas se reencuentran, una vez más, en esta muestra donde color y luz priman indiscutiblemente. Desde que sus caminos se cruzaran en los círculos artísticos de Edimburgo, no han sido pocas las veces que se les ha visto colaborando juntos. Mediante sus obras, estilísticamente cada vez más refinadas, restablecen el diálogo con el otro de un modo antes inexplorado: Craik con acrílicos sobre madera, Cruikshank con óleos sobre lino y papel. Lenguajes distintos que comparten sensibilidades y que en ambos casos devienen testigos de un proceso creativo dilatado, refinado y meticuloso, donde la aplicación y retirada de pintura, cual vaivén de las olas del mar, moldea poco a poco la superficie pictórica.
Oriundos y afincados ambos en Escocia, la influencia del paisaje juega un papel vital en la concepción de sus obras. Eric Cruikshank bebe de las cualidades emotivas del lugar y deja que los cambios lumínicos que percibe se filtren entre sus pinceladas. Michael Craik, a su vez, se deja inspirar por el movimiento de la marea y la erosión geológica que esta provoca, un ir y venir constante que encuentra expresión en su repetitivo y meditativo proceso creativo. Estelas del paraje escocés que reverberan en las distintas tonalidades de las obras, en sus fundidos cromáticos y su luz inherente.
Pero no es solo el aspecto cromático aquello que atrapa al espectador, es también el universo que en él se esconde. Si nos acercamos a la obra, si la observamos desde distintas perspectivas, descubriremos nuevos matices, nuevas tonalidades. Como si de un ser latente se tratara, a la espera de la mirada de un espectador que catalice su interpretación, que le insufle vida. Michael Craik y Eric Cruikshank nos invitan a formar parte de la obra, a hacerla nuestra y dejarnos abrazar por ella. Buscan que la audiencia posea una libertad absoluta para leerla y por ello procuran desvincularla de cualquier referencia narrativa. Cada espectador se convierte así en dueño de su experiencia artística y, por ello, cada cuadro mutará en función de los ojos que lo observen.
Los artistas nos animan a hacer dichas lecturas desde el sosiego y la quietud que emanan unas creaciones fruto de meses de trabajo. Un pulso visual que nos aleja del frenesí del día a día e invita a dejar las prisas a un lado, a inspirar profundo y dedicar unos minutos a la observación e introspección. En definitiva, a recuperar el “ver” y no solo el “mirar”.
Alba Alarcos Veiga