Francisco Suárez
León, 1965
El trabajo de Francisco Suárez (León, 1965) hace un especial énfasis en subrayar la autonomía de la pintura, la presencia física y perceptual del objeto pictórico. Cada obra supone ante todo un enunciado sobre sí misma, los estímulos cromáticos y visuales que la forman, las relaciones numéricas que la componen. Pero una obra de arte no es una ecuación matemática.
Más sobre el artista
Frente a la frialdad a que puede conducir lo geométrico, trabajo de Francisco Suárez conserva cierta pulsión misteriosa de lo que surge de manera espontánea en el acto de pintar. Así, sus característicos campos de líneas nacen de un proceso próximo al action painting, ya que son en realidad gotas de pintura que, colocadas cuidadosamente por el artista, fluyen sobre la superficie. Las imágenes adquieren de este modo una vibración especial y una ausencia de rigidez que facilita la interacción con la mirada.
Sin duda, el atractivo de su obra también se debe a un uso exquisito del color. No quiere producir una estructura fría y cerebral sino obtener presencias seductoras, en las que la pureza geométrica nos sirva de vehículo para acceder al terreno del autoconocimiento, a un estado quizás cercano a la contemplación.
Doctor en Bellas Artes por la Universidad de Salamanca, Francisco Suárez nació en León (España) en 1965. Suárez ha participado en numerosas exposiciones en distintos museos, como el Museo de León o el Centro de Arte Hospedería Fonseca, así como en diversas galerías y bienales de arte. Sus obras forman parte de diferentes colecciones públicas y privadas.
“Comencé muy joven, cuando tenía 12 ó 13 años, a finales de los setenta. Lo primero que me cautivó fue la posibilidad de representar de un modo realista lo que tenía ante los ojos. Me pareció algo mágico. Enseguida me interesé por los grandes pintores de los siglos XVI y XVII. Un poco después descubrí el Arte Contemporáneo. Desde entonces no quise dedicarme a otra cosa.” Francisco Suárez