Lo necesario se compone principalmente de dos series. La primera de mármol blanco de Carrara, hecha entre 2010 y 2012, en plena crisis y antes del fin del mundo Maya, que de alguna forma buscaban ser ídolos, cada una de las piezas encarnando un aspecto de nuestra cultura, un retrato de los tiempos, de una sociedad de consumo y de la información tambaleante. La segunda serie son piezas de basalto, piedra volcánica, y son réplicas de objetos de medición científica. Son a su vez encarnaciones de la fe imperante en la sociedad del conocimiento y la ciencia como doctrina, muy ligadas todas al ámbito médico, que a su vez vive tiempos convulsos.

Asimismo, lo que atrae de estos objetos en un principio no es tanto lo que se pretende medir sino lo humano detrás del objeto; esa necesidad por resolver algo que se traduce en objeto o prótesis, como extensión de uno mismo. Primero hacia el mundo exterior y luego hacia uno mismo, como especie primero y como sujeto después.

De hecho los primeros objetos de medición que Baños realizó fueron un telescopio y un microscopio -mirar fuera, al cielo / mirar dentro, la tierra y el cuerpo- un guiño tanto a la escultura precolombina como a la egipcia, de ahí el uso del basalto por la dimensión “divina” con la que queda cargado el material desde entonces.  Estas series plasman ese aspecto únicamente humano del ansia de saber, que se acaba traduciendo en objeto.

Por otro lado, el aspecto kitsch de las piezas de mármol está ahí, tanto por siglos de explotación del material mismo como por los objetos en sí, mucho más mundanos. Su uso corriente también los vuelve mucho más absurdos en cuanto pierden su propósito. Comparadas con las de basalto, éstas de mármol tienen un punto muy de fin de algo. No sé si de principio, aunque visto bien están en el origen de todo lo que vino luego.

Lluc Baños plantea Lo necesario como un ejercicio retro-introspectivo, que mira atrás, pero también adentro. No son tiempos fáciles para nadie, y por eso se ha vuelto inevitable pensar en el significado que cobrarán ciertos gestos pasados cuando los situemos sobre un escenario que parece haberse transformado por completo.

Quizás ahora que lo virtual ha dejado de ser una herramienta entre muchas, para convertirse en el único medio posible, pueda entenderse Lo necesario como una vuelta a los objetos, y cobren estos si cabe un carácter más simbólico que el que ya albergan per se. A propósito de unas pequeñas esculturas que Baños realizó con el alpiste de un pájaro que se le había escapado, comenta:

“Me interesaba sobre todo ese carácter simbólico del material, el alpiste como el alimento de aquello que se eleva.”

He tenido esta frase frente a mí durante semanas, y sólo ahora he entendido que define de un modo rotundo lo que Lluc Baños busca.

Ángel Calvo Ulloa, comisario independiente y escritor