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Artista | Patrik Grijalvo |
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Fotografía tomada con cámara analógica Hasselblad de formato medio, con película Portra 400, digitalizada e impresa sobre papel Hahnemühle Fine Art Photo Rag con tintas pigmentadas.
7.500,00€
Artista | Patrik Grijalvo |
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Cité de l’architecture II, Paris (2019) ejemplifica a la perfección la obra de Patrik Grijalvo. Lograr que la obra se deba sólo a sí misma es un viejo ideal del arte moderno: cortar las amarras que la vinculan con la realidad natural y dejarla valer, toda ella contenida en sus límites puros.
Retomar esta pretensión venerable sin incurrir en la abstracción y, además, hacerlo desde el medio fotográfico parece casi un imposible. Pero Patrik Grijalvo ha encontrado la manera de apuntalar la autonomía de sus imágenes. Debilita su vínculo con el referente real –sin perderlo– y reivindica así su condición de objeto.
En sus manos devienen esculturas: piezas de un volumen delicado y sutil, logrado por una serena composición de planos. El resultado, lejos de ser caprichoso o redundante, transmite una armoniosa sensación de necesidad.
El artista no impone a las imágenes una forma tridimensional cualquiera, a su capricho. Sino que la construye a partir de los atributos propios de la superficie fotográfica. Una de las peculiaridades de la fotografía es el enfoque, que obliga a discriminar zonas de nitidez variable y, por tanto, a marcar los diversos planos de profundidad.
Las obras de Patrik Grijalvo forman parte de múltiples colecciones de arte como por ejemplo: Het Wilde Weten- Rotterdam, Fundación Bilbao Arte – Bilbao o Diputación Foral de Bizkaia, España, entre otras fundaciones privadas alrededor del mundo.
En su larga serie recogida bajo el título general de “Photography as object” trasciende lo retratado para utilizarlo prácticamente como planos de color.
Esto es algo que ya estaba presente en su última serie “Rotten Apples”, en la que solo si nos acercábamos a la obra podíamos apreciar que lo que aparentemente eran manchas planas de color negro escondían en realidad una celosía vegetal.
La materia prima está manipulada de tal manera que apenas queda ya rastro de lo que esas fotografías primigenias retrataban. El registro de la obra se arrima ya definitivamente a lo escultórico, casi dejando al espectador sin argumentos para hablar en propiedad de fotografías.