La obra de Sofía Fernández Stenström se define por el uso de la fotografía como dispositivo de memoria. Esta práctica se remonta a su primer acercamiento a la fotografía como registro familiar. Este objetivo evolucionó hacia representaciones temáticas como la maternidad, los afectos y la identidad.
Para la artista, la fotografía es una práctica catártica y terapéutica que permite una conexión íntima y el reconocimiento de una naturaleza sensible entre el artista, los personajes retratados y el espectador.
La feminidad, el desnudo y el cuerpo son elementos recurrentes en su obra, con la intención de expresar una carga emotiva de intimidad a través del personaje retratado personaje que se funde en ambientes oníricos, más que escenarios, la naturaleza y el hogar se presentan como hábitats primitivos de la vida, como algo más que un mero espacio donde las relaciones personales transpiran en su entorno más orgánico.
A partir de la exploración de temas como la melancolía, la desesperación y la fragilidad de las
relaciones humanas, la artista a través de su lente, busca invitar al espectador a reconocerse emocionalmente en los rostros y cuerpos de los personajes retratados.