ADDE

03.05.2018 - 16.06.2018

Francisco Suárez

Sin duda, el atractivo de su obra también se debe a un uso exquisito del color. No quiere producir una estructura fría y cerebral sino obtener presencias seductoras, en las que la pureza geométrica nos sirva de vehículo para acceder al terreno del autoconocimiento, a un estado quizás cercano a la contemplación.

El trabajo de Francisco Suárez (León, 1965) hace un especial énfasis en subrayar la autonomía de la pintura, la presencia física y perceptual del objeto pictórico. Cada obra supone ante todo un enunciado sobre sí misma, los estímulos cromáticos y visuales que la forman, las relaciones numéricas que la componen. Así se demuestra en ADDE.

Pero una obra de arte no es una ecuación matemática. Frente a la frialdad a que puede conducir lo geométrico, su trabajo conserva cierta pulsión misteriosa de lo que surge de manera espontánea en el acto de pintar. Así, sus característicos campos de líneas nacen de un proceso próximo al action painting, ya que son en realidad gotas de pintura que, colocadas cuidadosamente por el artista, fluyen sobre la superficie. Las imágenes adquieren de este modo una vibración especial y una ausencia de rigidez que facilita la interacción con la mirada.

Sin duda, el atractivo de su obra también se debe a un uso exquisito del color, representada en ADDE. No quiere producir una estructura fría y cerebral sino obtener presencias seductoras, en las que la pureza geométrica nos sirva de vehículo para acceder al terreno del autoconocimiento, a un estado quizás cercano a la contemplación.

Sobre el artista